martes, 31 de julio de 2012

Otro cuento chino


Pasaba tranquila la página de aquel cuento de terror,
demostrando que yo era más fuerte que todo,
y que me quiero a mí, más que a todo.
Pasaba tranquila la página,
sin sobresaltos,
reformando una vida no muy bien encaminada,
por locuras y hormonas descontroladas,
ocurrentes y aniñadas,
pero tan vivas y latentes como yo y mi mirada.
Debí saber que no duraría...

Ni en el mejor de mis sueños,
ni en la peor de mis pesadillas,
de repente algo encajó tan perfecto e inesperado,
alterando el curso de las cosas,
que seguía tan natural,
que tanto me había costado.

La página se quedó a medio pasar,
suspendida entre mis dedos,
mientras mis ojos decidían posarse ya en otro cuento,
el cuento del error,
el cuento equivocado.
Ni en el mejor de mis sueños,
ni en la peor de mis pesadillas,
yo lo hubiese imaginado tal cual,
totalmente ambiguo.

El tiempo y las apariencias
nuestros peores enemigos,
tan fuertes e inminentes,
crueles, inmisericordes,
el tiempo más impaciente de mi vida,
el que yo quise dejar pasar.

Decisiones equivocadas que no me atreví a tomar en su momento,
pero tan fuertes,
persistentes,
tomaron posesión de mí sin advertencia alguna.

Y aquí me encuentro,
de vuelta al principio,
inmersa en un nuevo cuento,
más terrorífico que nunca,
el más corto y vanguardista de mi vida,
somos humanos después de todo
y a veces tenemos corazón.

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