Escribo hoy porque tengo ganas,
y tengo ganas de hacer mil cosas
algunas graves
otras graciosas
formas de hacerme más poderosa.
Te veo ahora y no pienso en nada,
mirada fija, a la vez extraña,
en mí no cala,
ya no me afecta,
te veo ahora y como si nada.
Camino ciega tanteando el aire
olores varios
caricias suaves
sendos susurros de aquella tarde
en que tus manos en mí posaste.
Estoy tranquila después de todo
ya superadas las negras tardes,
mirando al norte,
la frente en alto,
sin escuchar palabras errantes.
De estos deseos no me haré presa
quiero estar libre
suelta y de cabeza
tener en manos mi vida entera
tu espalda recta y mi cabellera.
Adiós los miedos,
se van contigo,
las tardes buenas y mi cariño,
sí me harán falta, eso hoy lo admito,
pero no quiero más desatinos.
Miro al futuro,
miro sonriente,
espero ya no estés en mi mente,
tengo palabras aquí atracadas
y las libero de forma extraña.
No para ti,
tú ya no existes,
de aquella nube tú ya caíste,
te fuiste solo, siempre un errante...
Y eso para mí ahora es reconfortante.
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