La misma sonrisa.
La misma mirada.
Aquellas palabras que te cuestan pronunciar.
El deseo que corroe cada célula de mi cuerpo,
cada fragmento de mi alma que me obligo a controlar.
No puedo.
Me puedes.
Camino y camino,
preocupada, consternada,
tratando de avanzar y no mirar atrás,
tratando de ser fuerte, rebelde y liberal.
Dando siempre pasos largos,
no me vayas a alcanzar.
Cierro los ojos un momento y me transporto a aquél lugar,
donde yo era buena y dulce,
ingenua, feliz,
ilusa.
Error.
No avanzo,
me detienes,
me contienes,
deberías hacerlo un poco más...
Me remuerde la (in)conciencia
recordar tanta dicha,
tenue luz por la ventana de aquella verde habitación.
Horas de risa,
movimiento
y diversión.
Receta infalible de amor juvenil,
será mejor que me vaya,
no me hace bien seguir aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario