jueves, 15 de octubre de 2009

Concupiscencia.

Sal a la luz de tus más recónditos pensamientos y libera sentimientos que te cuesten aceptar.


Dame libertad, en esta celda de cemento, permíteme gozar en este desastre de pensamientos.

Hacer lo que quiera, yo quiero.

Volar.

¿Qué quieres, esperas, pretendes de mi?

Concupiscencia, mi musa, en toda su indecencia.

No siempre tienen que entenderte, no muchas personas lo harán.

Piensa.

¿Es necesario esconderme tras este disfraz?

Salta, ríe, goza, besa.

Hasta el más ínfimo segundo supone
una oportunidad de desatar aquellas oleadas de pasión pugnando por escapar.

Desesperación que empaña las lunas de tu indivisible, ambivalente, impenetrable, desastroso corazón.

Actúas de manera tan incomprensible, bipolar, no lo puedo tolerar.
No me juzgues luego por sólo querer jugar.

No puedo decir cómo me siento porque me siento adormecida y
ya no siento ya, desde hace mucho tiempo.

Dame algo en que pensar, risas estridentes, recatadas,
dámelas ya.

Se mi Eros y ven a cambiar mi forma de pensar.