domingo, 28 de diciembre de 2008

Mi Turno.

(25/11/08)

Ahora me toca a mi

escribir con filo inaudito,

descargar mi pasión reprimida,

desnudar mi alma a carne viva.

Él no quiere abrir los ojos

o quizás los cierre de manera deliberada,

no lo juzgo,

no lo culpo,

él simplemente no sabe nada.

Nada que pueda saber se compara siquiera

a un atisbo de la realidad que él pudiera conocer si quisiera,

si tan solo viera,

si él supiera,

si por lo menos yo me entendiera.

Horas perdidas pensando en él,

miradas invertidas, por él,

situaciones erradas,

defensas ensimismadas,

por él, por él, por él!

Qué tiene él que lo hace especial?

Por qué inspiró en mi ese brillo particular que nadie más veía?

Yo creía saber que sabía,

desde lo mas recóndito de mi ser, ahora,

algo me llama a gritar, a correr,

me llega a desesperar.

Son deseos concupiscentes,

reacciones de mi pasión creciente.

Oh, si él supiera todo lo que pasa por mi mente,

todo lo que esconde mi mirada,

si él conociera el mensaje detrás de cada palabra,

se daría cuenta que es conmigo con quien debería estar,

se daría cuenta que soy yo quien mejor lo puede amar,

pero él ya ni siquiera se molesta en intentar.

Cómo se supone que deba yo reaccionar?

ante el oprobio que supone que él ya no me quiera ni mirar.

Afortunadamente él no puede detectar el lamento que esconde mi sonrisa.

Aunque yo dudo de si eso en realidad algo cambiaría,

pienso que, quizás, ni siquiera le importaría.

Qué estoy haciendo?

Pienso en vano,

me lamento en vano.

Debo de terminar.

Este es el final.

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