
más aún cuando se trata de ti.
Es doloroso, no sabes cuánto, verte de esa forma;
indefensa, indiferente,
en un mundo muy aparte del que yo vivo.
Miles de pensamientos se arremolinan en mi mente,
me presionan, me emocionan,
y si lloro por sólo recordar,
créeme que no es por debilidad, no.
Es impotencia,
frustración,
mandaría todo al carajo por un minuto de lucidez,
uno solo.
Pienso que en el fondo aún me recuerdas
tus palabras las llevo siempre conmigo, siempre.
No me olvido de aquellos años,
terribles años,
en los que tú fuiste mi apoyo,
eras la única en quien podía confiar.
Me arrullabas,
me cantabas,
mientras yo lloraba desesperada,
me decías: "calma, todo va a pasar".
Linda, lo que daría yo por devolverte el favor,
quiero verte sonreír una vez más,
quiero que me mires con esa mirada
que sólo tú me sabías dar.
La única que ablandaba mis emociones,
robaste mi corazón desde el primer momento,
lamento eternamente haber desperdiciado el tiempo
en cosas sin sentido,
nimiedades sin mayor relevancia
en lugar de estar a tu lado en tus últimos años,
en lugar de brindarte el cariño que tanto te hace falta.
Linda, lo siento,
¡Cómo lo siento!
Ahora, al verte en esa cama postrada,
un mar de emociones oscurecen mi mirada,
no puedo respirar,
no me dejan pensar,
no dejo de recordar.
Linda, quisiera que me vieras ahora,
necesito de ti como siempre,
sigo siendo débil e intransigente,
poco más que la niña que tú arrullabas.
Linda, estoy desesperada,
no me vayas a dejar, por favor,
yo, tu hija, necesito de tu calor.
Linda, yo no creo poder vivir sin tu amor.